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Estrenando este año puedo afirmar que ha comenzado bastante bien, a parte de la alegría navideña que se vivía hace unos días en esta ciudad maravillosa, Las Palmas de Gran Canaria, la agenda cultural pinta muy bien este nuevo año, con mucha música, buenos conciertos y más, gracias a organizaciones como Fábrica La isleta y The Paper Club como ejemplo,  podremos escuchar durante seguramente todo el año en vivo y en directo música de todos los tiempos y de muchos lugares del mundo.

Tengo que hacer referencia al concierto de Caramelo de Cuba Trío que pude ver el pasado domingo 19 de Enero en el Paper Club, un día en el que a lo mejor muchos no estaban en condiciones de salir de sus casas, como para ir a un concierto a las ocho de la tarde, y con una olita de frío que te sugería resguardarte mejor en casa, pero fue una grata sorpresa comprobar que el público canario estaba en  buena forma y  que sus oídos estaban eligiendo bien.

Porque una vez comenzado el concierto, estaba segura de algo, que todo el mundo podía perder la noción del tiempo real y la conciencia absoluta de que era Domingo, ou! víspera de Lunes como puede ser...pero fue así, no hubo tregua ninguna, en cuanto Javier Massó se sentó al piano ya no hubo marcha atrás, el público y sus expectativas se unían entre el ritmo y la sonrisa, porque ver a un pianista de esta categoría y con ese carisma y con esa fuerza única, no puede pasar indiferente. Acompañado como no, de músicos increíbles, como Ernesto Herrmida bajista, y Raúl Pineda a la batería y como dirían en Andalucía, no se podían aguantar! realmente fue una explosión de armonía y sonido perfecto.

Cabe decir que Javier Massó conocido como “caramelo de cuba”, es uno de los pianistas más reconocidos dentro del panorama actual del latin jazz y el flamenco latin jazz. Su personalidad y elocuencia hacen de él, un showman en esencia, con ese tumbao que tienen los guapos al caminar... verle en acción es algo inevitablemente hipnótico y tan divertido.

No se quedan atrás los músicos que le acompañan, hacen una conjunción de sobriedad, talento puro y alegría en el escenario, y claro que dan ganas de bailar! por supuesto, pero quien está en frente de unos músicos así, no puede dejar pasar ninguno de sus movimientos, son instantes que ya no volverán.

Por eso cada sesión de buen jazz me acerca más hacia mi interior, cuando reconocemos a través de la música el sitio donde pisamos, nos damos cuenta de que somos el reflejo de una tierra , de una isla que es la mezcla de músicas y culturas y de que hay que saber escuchar, admirar y respetar a nuestros músicos, porque gracias a su talento podemos palpar sus corrientes, su amor por el arte y sus raíces, por eso el Jazz nos hace viajar hacia dentro y hacia fuera, el vaivén de la vida y sus improvisaciones…somos Jazz, somos ritmo, somos Cuba, somos viajeros, y gracias a espacios como este, podemos deleitarnos con la música, sumergirnos en ella, para darnos un respiro, para no pensar, para amar nuestra cultura y compartirla con gentes de muchos lados que viven aquí, o que vienen de visita. Nuestra presencia es nuestro granito de arena para impulsar el arte y la cultura de Gran Canaria y estos sitios tan acogedores como el Paper Club son imprescindibles, y como bien dicen en su slogan: sólo buenas noticias.…hasta la próxima.