Se acaba de celebrar unos de los festivales más jóvenes de nuestra isla, es su segundo año, y en realidad ha sido todo un éxito, para quienes aman la música, para quienes la practican y apoyan el talento tendría que ser una cita inneludible, pues se reúnen verdaderos talentos del mundo que rara vez podremos disfrutar en vivo y en directo.
Virtuosismo del piano con múltiples recorridos, tanto por el mundo, como por géneros que se mezclan para el placer de los oídos. Además de realizarse en un auditorio tan versátil y cómodo para intimar con la música, podemos desconectar de la rutina y meternos de lleno en el hechizo de las teclas, algo que no tiene comparación.
Cada actuación nos llevó de la mano a lugares conocidos y también a otros mundos, lo bonito de cada viaje es que te sorprende y te despierta sensaciones distintas, sólo por nombrar algunos parajes como los sueños de Ravel que hicieron posible las manos de Marco Mezquida, que además se unió en una primera muestra con un gran maestro del Jazz Bill Dobbins, y luego en el Rincón del Jazz donde tuve la fortuna de volverle a escuchar en compañía de otros dos artistas que hicieron de la noche algo mágico.
Esto sólo es el principio, y tendría que extenderme en cada artista, en cada concierto, sólo pongo de manifiesto que terminó tan bien o mejor que como empezó este maravilloso festival, porque además salimos con risa en los labios y una alegría en el cuerpo total, si, así como suena, todas las personas que allí estuvimos para clausurar el festival salimos con la risa pintada en la cara, qué ¿porqué? Pues los que no lo saben, ya tienen un motivo para no perderse esta clase de actos que se ofrecen en nuestra isla, si queremos más cultura tenemos que apoyarla y disfrutarla.
Ojalá que una idea tan innovadora y arriesgada como todas las buenas y locas ideas, sigan adelante contagiándonos de esta manera. Felicidades y aplausos de agradecimiento a las organizaciones y colaboraciones por hacerlo posible...hasta el otro año y que viva el Festival de Piano otra aventura más en nuestra isla que no podemos perdernos.